Hace tres semanas inició una huelga de gran magnitud en el sector automotriz de los Estados Unidos, la complejidad de la situación persiste para los fabricantes de vehículos General Motors, Ford y Stellantis.
Ángel Mieres Zimmermann, reconocido experto automotriz, destaca que la situación sigue escalando, generando repercusiones significativas en el mercado mexicano.
La Industria Nacional de Autopartes (INA) estima que la reciente extensión de la huelga a plantas de Ford en Chicago y General Motors en Michigan ha elevado las consecuencias negativas para los fabricantes de autopartes en México a 280 millones de dólares, representando el 0.3% de las exportaciones del sector.
Eric Ramírez, director para América Latina de la consultora Urban Science, subraya que las interrupciones en las cadenas de suministro desde Estados Unidos hacia México afectarán la producción en un sector que depende en gran medida de la exportación, representando aproximadamente el 90% de su destino.
Este impacto, señala Ramírez, será inevitable a medida que la huelga se extienda a más plantas y áreas del negocio.
Mieres Zimmermann destaca que las repercusiones se pueden extender al mercado mexicano, ya que la industria automotriz maneja un inventario limitado de piezas y vehículos con la finalidad de que sean más eficientes.
Por lo tanto, esto podría presentar una escasez de inventario lo que podría ser manejado por otros competidores y abrir el negocio a otros países.
De acuerdo con datos de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores, la venta de vehículos afectados por la huelga en Estados Unidos representa el 2.9% del total de ventas en el mercado automotriz mexicano.
La incertidumbre persiste en el horizonte mientras la huelga continúa su curso, dejando a la industria automotriz mexicana en vilo ante las posibles consecuencias a corto y largo plazo.

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